FRANCISCO ZAMORA LOBOCH
Desde la celda de una cárcel española, a la que ha ido a parar acusado de tráfico de drogas, el Caimán de Kaduna, sobrenombre por el que le conocen sus compañeros de prisión, descubrirá que para triunfar en el fútbol no bastan el esfuerzo y el talento. También es necesaria una buena dosis de suerte. Esa suerte que esquiva y dribla el sueño de miles de jóvenes africanos que ven en el balón la ruta para salir de la pobreza.
Entre rejas, y mientras reúne material para escribir una biografía sobre su ídolo Iker Casillas, el Caimán reflexiona sobre el lado oscuro del deporte rey: el de los juguetes rotos por las lesiones, representantes desaprensivos y traficantes de ilusionados jóvenes que, año tras año, emigran a Europa desde Senegal, Nigeria o Camerún en busca del dinero, la fama y el éxito de fenómenos como Etoo o Drogba, pero que acaban naufragando en las aguas del Estrecho, deambulando sin rumbo ni papeles por los arrabales de París, o hacinados en los pisos patera de la capital de España